“Un bello paisaje, una hermosa jornada, un libro selecto… ¿Qué más necesitáis para ser felices? El sol resplandece por dentro.”
(Gabriela Mistral, chilena, Premio Nobel de Literatura, 1945)
El paisaje es mi inspiración.
A los 15 años comencé a dar mis primeros trazos artísticos. Comencé a interesarme por el arte.
Fue a los 18 años cuando decidí oficializar mi interés, comenzando al carrera de Licenciatura en Arte en la P. Universidad Católica de Chile.
Con el correr de los años me he ido dando cuenta que el arte es más que una carrera, es un camino que no se detiene al haber recibido un título. Es más, el título no es excluyente.
El arte es una búsqueda constante, un aprendizaje que nunca termina.
Es, además, una renovación permanente de conocimientos y de perfeccionamiento de técnica, para así poder expresar con mayor precisión lo que uno busca transmitir.
Hace algunos años comenzó mi interés por el paisaje.
No ha sido siempre así.
Lejos de estar presente en mis comienzos como artista, ha ido ganando terreno y se ha transformado en mi temática más recurrente en los últimos años.
Lugares reales son mi referencia para poder elaborar mis obras, dando vida a pinturas que ponen en evidencia mi propia visión del entorno. Este proceso, de creación de pinturas de paisajes, ha ido desarrollándose con el correr de los años.
En un comienzo, intentar alcanzar un resultado fiel a la realidad era una de mis metas.
Fue necesario para poder manejar la técnica, pero pronto comencé a cuestionarme cómo quería utilizar eso que ya parecía manejar.
Mi producción de obra fue entonces un poco más allá.
Ya no sólo quise retratar lo que ya existía, sino que más bien utilizar esa realidad para comenzar un discurso propio.
¿Y si fuese capaz de utilizar el paisaje como una herramienta para crear un “todo” distinto?
Fue así como se dio origen a mi actual investigación artística.
Utilizo los paisajes como fragmentos.
Me valgo de ellos para realizar una composición fragmentada, planificada tonalmente.
Este nuevo desarrollo de obra comenzó con la pintura de paisajes en pequeño formato, en bastidores de 20 x 30 cms por cada paisaje, distribuyéndolos de tal forma que al ser puestos uno al lado del otro compongan un "todo" sobre el muro.
Este “todo” comienza a tener sentido cuando comprendemos que es una composición que arma otro concepto, que da vida a otra forma.
Los primeros resultados de esta investigación los expuse en el mes de septiembre del 2014 en el Museo de Arte Contemporáneo en Valdivia.
Un año después, y hace sólo algunas semanas atrás, una nueva exposición me permitió mostrar el estado actual de mi investigación artística.
Expuse tres pinturas fragmentadas en la X Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia, en Italia.
“Desierto nortino”, “Paisaje central” y “Horizonte austral” formaron parte de esta Bienal.
En el caso de estas tres obras, una pequeña variación me permitió resolver algunos problemas propios de este tipo de obra y su montaje.
La producción artística en este caso fue sobre tres bastidores de 140 x 80 cms, emplazados verticalmente.
Estos bastidores fueron pintados de forma fragmentada, cuadriculando la tela antes de pintarla, conteniendo en cada cuadrícula un paisaje distinto.
Mi trayectoria como paisajista es breve, comparada con grandes maestros de la historia.
Pero afortunadamente puedo decir que aun queda mucho recorrido.
En el año entrante, ya he cerrado trato con algunas galerías para exponer un poquito de mi trayectoria, un poquito de mis fragmentos de paisaje.