Escribo esto en el último día del año 2017.
Hoy es 31 de enero de 2017.
Estoy haciendo un recuento mental de los buenos momentos que trajo este año, las alegrías, los logros, todo el trabajo (gracias por esto, siempre) y sus repercusiones positivas.
Las consecuencias de la persistencia en un método, de una rutina por la cual hay que luchar para que no se vuelva “rutina” en el mal sentido de la palabra; la perseverancia día a día para mantener esta idea de seguir dedicándome al arte; los buenos comentarios sobre mi trabajo, las personas que valoran el arte; las expresiones y los sentimientos de quienes, al observar una pintura, se imaginan entrando literalmente en ese escenario. Quienes pensaban que “no les gustaba” –o no les llamaba la atención- el arte, y cuando se encuentran con una escena retratada, abren sus ojos y su mente.
El sentimiento diario del logro, la satisfacción de declarar una pintura por “terminada”. Y luego amanecer al día siguiente, entrar nuevamente al taller, y ver el trabajo del día anterior y decir “¿Cómo lo hice?”.
Cada uno de estos sentimientos, reacciones, y vivencias fueron parte de este último año, e incluso vienen desde hace varios años atrás, durante los cuales he tenido el privilegio y la suerte de vivir dedicándome a lo que más me gusta.
No paro de pintar... es mi trabajo y a la vez mi terapia.
La pintura es mucho más de lo que podría describir en palabras.
No podría parar, la verdad, porque no me imagino sin ella.
Este año quizás deberé disminuir, eso sí, un poquito el ritmo.
Quizás no podré todos los días, en mi horario habitual, crear nuevas obras. Cada día acostumbro a ir a mi taller y trabajar hasta que ya está bajando el sol.
Pero este año se viene un nuevo desafío: retomaré los libros.
Seré nuevamente una estudiante. Estudiaré para ser profesora de arte. Este año 2018, en el mes de marzo, entraré a estudiar Pedagogía en la P. Universidad Católica de Chile.
Será un año lleno de desafíos, sin duda. Me pondré a prueba en cada instante. Será algo nuevo volver a estudiar; y algo totalmente nuevo, será luego enseñar.
Estoy muy contenta, emocionada, y dispuesta a dar lo mejor de mí.
Quiero que este paso complemente mi carrera de la mejor manera, quiero tener las herramientas para poder traspasar mis conocimientos. Quiero poder enseñar de la mejor manera.
No dejaré de pintar; sólo bajaré el ritmo.
Seguiré haciendo arte. Seguiré exponiendo mis obras.
Ahora, simplemente, sabré hacer incluso más. ¡Gracias siempre por todo el apoyo!